martes, 25 de junio de 2013

El Perdón.



Tú pareja jamás te perdonara si te sabe enemistado con sus padres; será injusto e incongruente, pero las relaciones conyugales nunca podrán sanarse del todo cuando uno de los miembros de la pareja agravie o menosprecie a los familiares del otro.
Si pretendes pedir amnistía a tu pareja deberás bajar la cabeza, guardarte en la bolsa el maldito orgullo y pedírsela primero a sus padres.
Congeniar con los suegros es, sin duda, uno de los trabajos indispensables para la rehabilitación marital, pero también es uno de los más difíciles.

Para perdonar a alguien se requiere: Número uno, enfrentar abiertamente el dolor por lo que nos hicieron.
Número dos, evaluar lo que nos cuesta aquello que perdimos, y Número tres, regalar mentalmente lo que perdimos. para dar el primer paso dejemos de racionalizar diciendo "no ocurrió nada, a fin de cuentas no me afecta en lo absoluto la conducta del otro, algún día me las pagará, pero definitivamente yo estoy bien". esa actitud es absurda. Enfrentar abiertamente el dolor es reconocer que estamos terriblemente heridos, que el proceder de aquél sí nos afectó, nos hizo daño, nos duele definitivamente... El segundo paso, Evaluar exactamente la pérdida, significa calibrar lo que nos quitó, hacer un recuento real de lo que perdimos y reconocer el valor que eso tenía para nosotros. El tercer paso es el más difícil. es el salto de la muerte, el punto culminante y definitivo. sin el tercer paso los otros dos no sirven más que para reconocernos abiertamente como mártires. con él, en cambio, la fórmula hace estallar el mal y nuestra vida se llena otra vez de energía positiva. hemos reconocido el dolor y evaluado lo que perdimos. ahora debemos Regalarle a nuestro agresor aquello que nos quitó, pensar que decidimos obsequiárselo. no se lo merece, definitivamente, pero como de cualquier modo ya no lo tenemos, vamos a volvernos mentalmente su amigo, tratar de ponernos en sus zapatos, comprender sus razones, justificar sus impulsos y decirle con nuestro pensamiento: "Eso que me quitaste (ya sé perfectamente qué es y cuánto me duele haberlo perdido), quiero pensar que te lo regalo..." este último paso es el verdadero perdón, es el giro definitivo, el último dígito de la combinación. sin él no hay nada; con él, todo.

¿no sería más realista una vez evaluado lo que perdimos exigirle al agresor que nos lo devuelva, para después perdonarlo?
¡De ninguna forma! la mayoría de la gente cree que el perdón debe ser así, pero es una reacción absurda. si usted, por ejemplo, rompe un jarrón en mi casa, yo se lo cobro y cuando me lo paga le digo "lo perdono", en realidad no estoy perdonando sino haciéndome tonto y burlándome de usted. al cobrarle el importe de un  error estamos a mano; en cambio, si verdaderamente perdono, el ofensor ya no tiene que pagar.
Sería ilógico decirle a un hombre que estuvo diez años en la cárcel, después de cumplir su condena: "Está usted perdonado".

El perdón es un obsequio inmerecido. igual que el verdadero amor. el amor real jamás podrá ser un premio, el amor es un regalo. los seres humanos superiores son capaces de decirle a sus hijos y a su pareja: "Te amo, no como premio a tu conducta sino a pesar de tu conducta..." nadie que condicione su cariño a alguien lo ama verdaderamente.

Testimonio: Hace algunos años el matrimonio de Carlos se deshizo, porque le fue infiel a su esposa Diana. Carlos pasó por una crisis de emociones, pero finalmente se dio cuenta de su garrafal error y acudió a su mujer herida. ella se había enterado del adulterio unas semanas antes y cuando él llegó arrepentido a solicitarle su perdón, ella ya había tomado una decisión. le dijo a Carlos que una infidelidad es algo que simple y llanamente no se puede perdonar, que por el bien de sus tres hijos iban a seguir viviendo juntos, pero que definitivamente las cosas ya no iban a poder volver a ser iguales. a partir de entonces ella le negó todo contacto íntimo, le hizo la vida imposible. se burlaba de él, lo humillaba ante los demás y el sólo atinaba a bajar la cabeza. cuando muchos años después sus tres hijos se casaron y ellos se quedaron solos, una noche en que ella se sintió sola y llena de nostalgia le dijo a Carlos: "¿Te acuerdas de aquella infidelidad? ¡He decidido perdonarte!" Carlos soltó una carcajada y le contestó: "No gracias, ya no puedes perdonarme; he sufrido vejaciones, malos tratos, burlas y desprecio por el error que cometí; yo lo acepté porque sabia que era mi merecido, pero ahora no puedes perdonarme ¡Simplemente porque ya pagué mi culpa!".

El perdón es un obsequio que se da cuando la persona acaba de cometer el error y que definitivamente es imposible dar después de que lo reparó.

¿Recuerda lo que dijo Jesús cuando resucitó y se le apareció a Pedro? el seguidor en quien Él edificaría su Iglesia lo acababa de negar, lo acababa de traicionar; además de no tener el valor de defenderlo, le dio la espalda y aseguró no conocerlo. Jesús estaba en su justo derecho de recriminar al discípulo, avergonzarlo por su debilidad y pedirle cuentas por su cobardía. cualquiera de nosotros hubiera hecho eso. ¿Qué le diría usted a un amigo que lo traicionó? ¿Qué sería lo natural? ¿Recuerda lo que le dijo Jesús a Pedro en esas circunstancias?

Le preguntó simplemente: "¿Me amas?" qué cuestionamiento más extraño, ¿no les parece? Pedro contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te amo"; entonces Jesús le dijo: "Habíamos quedado en algo antes de tu traición, tal vez ahora las cosas deberían cambiar, pero Si aún me amas, no cambiarán. apacienta mis corderos." Pedro se quedó pasmado por tal afirmación. Jesús, al verlo asustado, volvió a preguntar: "¿Me amas? ¿Estás seguro?" hizo la pregunta tres veces, el mismo número de veces que Pedro lo negó. diríase que para cada afrenta Él no tenía reclamación alguna. soló la pregunta "Me amas?".

Todos podemos cometer errores. algunos muy graves, es cierto, pero no por eso vamos a divorciarnos de todo aquel que cometa un error... El mensaje de Jesús es claro: no debes burlarte ni encarnizarte contra el que ha fallado; decide cuál será tu conducta sólo después de preguntarle si aún te ama...




Esta información fue sacada de un libro titulado LA ULTIMA OPORTUNIDAD de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

En Pareja.




A veces nos enamoramos perdidamente de alguien y creemos que es nuestra pareja ideal. pero realmente soló estamos poniendo en él, o en ella, los atributos del sueño que hemos creado. cuando conoces bien a esa persona te das cuenta que no era... y ella también se da cuenta que tú no eras... ahora, quiero que tengas mucho cuidado en esto. seguir basando tus juicios en el romanticismo infantil e idealista cuando ya estás casado es una terrible falta de madurez. ver a tu pareja con molestia y darte de golpes porque te casaste con ella y no con otra, es firmar tu sentencia de muerte. no se trata de quién está conviviendo con quién, sino de cómo lo están haciendo.

Erich Fromm escribió: "el amor no es una víctima de mis emociones sin control sino un ciervo de mi voluntad controlada". el amor real no es una teoría que puede expresarse en baladas románticas. no se aprende con suspiros ni poesías,  porque el amor no es un simple sentimiento. el amor es una decisión. no sirve de nada proclamarlo con llantos enfermizos ni con vehementes "te amo... "el amor verdadero es acción... La Biblia dice: "que nuestro amor no sean sólo palabras; amémonos de verdad y demostrémoslo con hechos".

Es falso que entre dos personas se pierda el sentimiento del amor; lo que se pierde realmente son las actitudes, los hechos, los detalles. 

Ser vulnerable es abrirse al amor.

Nadie puede amar a un monstruo gigante cubierto de escamas y de aspecto infernal. en cambio sí es posible querer a una paloma y, más aún, si está herida por la mano del hombre.
Ser vulnerable es ser humano.
Quien quiere protegerse con armaduras impenetrables se aísla. puede ganar respeto, pero no amor.
Quién presume de ser indiferente, de que todo le da lo mismo, de que no le afectan alabanzas o rechazos, de que sabe vivir por su cuenta y está por encima de los demás, se quedará así, por encima, seco, estéril y lejos del contacto humano.
Saber que puedo ser herido me une a mi hermano, me hace más amigable. al ser frágil declaro que necesito de otros. ser vulnerable es dejarse querer.
Tal vez por eso Dios quiso voluntariamente venir a la tierra a sufrir y a llorar con los hombres, a amar y dejarse amar por los hombres...

Cooperación mutua, delicadeza y tiempo, es lo que se necesita en una relación.




Una mujer anhela compartir el lecho con su pareja el día que la trató con respeto y cariño, la escuchó, o simplemente cuando tuvo algún gesto amable para la gente que ella ama, como son sus padres o hermanos.

Una pareja que se alimenta no sufre desnutrición; en cambio los desnutridos decaen fácilmente. con los años el alimento sexual se va haciendo insípido, no necesariamente. como ocurre con casi todos los alimentos, son  buenos según su preparación. la comida es superior si se guisa con esmero, se sirve con atención y se saborea en la sobremesa. el deseo sexual en el matrimonio se va apagando en la medida en que se apaga el gusto por preparar el encuentro.

"Tiempo y trabajo" son las palabras clave que permiten lograr todo en la vida, no hay excusas para fracasar.

La base de la sociedad no es la familia sino la pareja. el matrimonio es el fundamento de la humanidad. si los cónyuges siguen divorciándose, las familias seguirán desintegrándose y la sociedad pudriéndose.




lunes, 24 de junio de 2013

Como pelear en pareja.

Una vida de armonía inmarcesible no es natural. Lo normal de los seres humanos que comparten intereses mutuos es que discutan de vez en cuando. Es mentira que en la sociedad sana siempre debe haber fraternidad y paz. La realidad es otra: ¡en la sociedad sana debe haber reglas para pelear! En el matrimonio sucede lo mismo. Para tener una verdadera integración conyugal no se puede ser idealista. Las relaciones perfectas, sin controversias ni disputas, solo existen en los cuentos de hadas. ¡en toda familia lucida los miembros deben saber que no están exentos de problemas y deberán, por lo tanto, prepararse con ciertas reglas a seguir para cuando los desacuerdos surjan!.


Cuando hay testigos de la disputa el ego crece, el orgullo se hincha, lo que se persigue no es la solución de un problema determinado sino demostrar ante los espectadores quién es más fuerte y dominante. 


Regla numero uno para pelear: "si el problema es entre tu y yo lo arreglamos tu y yo, y queda prohibido hacer participes a otros o discutir en presencia de otros".
Estando a solas es mucho mas fácil pedirse perdón mutuamente, sincerarse, verse a la cara y hablarse con el corazón. Dos personas que tuvieron la afinidad para unirse, pueden allanar cualquier diferencia si están en intimidad.

Segunda regla para pelear: "el cariño y la lealtad son conceptos no negociables, por lo tanto queda terminantemente prohibido proferir amenazas terminales". 
En toda relación humana que se pretenda duradera debe haber ALGO intocable, ALGO que no puede por ningún motivo entrar a la mesa de discusión: el cariño. La pareja podrá negociar cualquier cosa, pelear encarnizadamente por resolver las diferencias, pero siempre protegiendo bajo una campana de acero blindado el concepto de su amor; este no se perjudicara con los resultados. Amenazas como “si no cambias me largo” o “te advierto que si no accedes nos divorciaremos” o “lo que dijiste acaba de matar mi cariño por ti”, ocasionan que la discusión se torne peligrosamente terminal.


Tercera regla para pelear: "queda prohibido tener actitudes extremas. si la persona pierde el control, deberá alejarse, pero nunca realizar escenas que la hagan poco confiable para siempre".
Cuando a Einstein le preguntaron si existía algún arma para combatir la mortífera bomba atómica, él contestó que sí, que había una muy poderosa e infalible: la paz.
todos los seres humanos poseemos un arsenal de alto calibre que por ningún motivo debe usarse con nuestros seres queridos. esas armas son: gritar, golpear, insultar, romper cosas, maldecir, injuriar a los familiares del otro, azotar puertas, empujar, arrojar objetos, irse de la casa, emborracharse, cometer adulterio, etcétera.
estos recursos hieren y hacen perder la visión de lo que se discute. las partes se concentran en devolver sus lanzas con el único fin de lastimar al contrincante.
las actitudes extremas son como un veneno que daña la relación para siempre, pues aunque después las personas se reconcilien, el familiar o amigo agredido con ese armamento pesado ya no podrá volver a tener la misma confianza en el otro ni podrá verlo, aunque quiera, con los mismos ojos de antes. siempre existirá en él el temor de un desacuerdo futuro y la sospecha de que su compañero reaccione de la misma forma. 

Cuarta regla: "se debe discutir una sola cosa a la vez". al enfadarse se pondrá sobre la mesa de combate solamente el asunto que halla causado la emoción negativa. cuando no se sabe pelear es muy común comenzar reclamando un tema "A" y terminar disputando uno "Z" totalmente diferente, después de haber pasado por veintisiete incisos, todos ellos sin relación, unos hirientes, otros incoherentes, otros extremadamente añejos, pero todos esgrimidos para lesionar al contrincante con mil bobadas y hacerlo sentir culpable de cuanto malo pasa entre ellos. una discusión así no tiene ni pies ni cabeza; el asunto inicial se complica y se deforma al grado que la pareja se siente furiosa y el pleito no tiene solución.

Al departir no debe traerse a colación asuntos que ya pasaron, que ya se discutieron y que no tienen ningún caso revivir. hacer eso es como meter el dedo en heridas viejas. para no caer en este error común, se plantea la quinta y última regla: "prohibido quedarse con cuentas pendientes; si algo no es lo suficientemente grave para discutirse en el momento, deberá tolerarse para siempre..."

Ley de la semejanza.

Todos los miembros de grupos de convivencia cercana tienden a parecerse entre si.
Tarde o temprano las personas comienzan a adaptarse a la forma de ser de los demás individuos con quienes residen.


El que tenga el estilo más definido comenzara a dominar a los demás. 
así que por favor cambien para mejorar.